PASOS DE ARENA







PASOS DE ARENA

  



1.                 Supimos un día que nos pertenecíamos, y no sabíamos muy bien que hacer con nosotros mismos. 

2.                 Hoy he barrido hasta el último rincón de nuestra casa. Pero la arena del recuerdo tuyo, se quedó prendida dentro mi corazón.

3.                 Como un torrente es la vida. Siempre se está moviendo. Te mueves con ella o te arrolla.

4.                 ¡Cuando pienso que quizás, el universo, el cosmos, todos nosotros, no seamos mas que un átomo, una célula de un ser superior! Me gustaría que fuera parte de su corazón, no de su puño.

5.                 La noche, por no ser día, vierte sus lágrimas de rocío sobre la hierba. El día, celoso de la luna, las seca cuanto antes.

6.                 La plaga de insectos vive y crece, devorando el arbusto que la alberga, hasta que lo mata, y tiene que mudarse a otro arbusto semejante. La especie humana, no teniendo a su alcance ninguna otra tierra semejante, envía en loca carrera los primeros exploradores hacia las estrellas.

7.                 El día y la noche son dos amantes imposibles,  condenados, en un verse y no encontrarse, a no tenerse ni olvidarse jamás. Cada jornada el día pierde a la noche al alcanzarla, y la noche al alcanzarlo pierde al día.

8.                 Los tripulantes del bombardero se felicitaron alegres tras soltar su mortífera carga, sin comprender que estaba cayendo sobre su propia casa.

9.                 Si las estrellas son pequeños agujeritos en el negro manto de la noche ¿quien demonios nos estará espiando?

10.             Que vivimos en el mejor de los mundos posibles es una gran verdad; sobre todo si se considera, que cada año que pasa, y al parecer de forma irremisible, el planeta esta más y más destrozado.

11.             El verano se ríe del invierno, hasta que llega su otoño.

12.             Occidente le dijo al tercer mundo: Todavía tenéis que dar las gracias; que si sentís el dolor de la enfermedad, la guerra y el hambre, es porque aun estáis vivos.

13.             La primavera intenta sacar de la tierra toda la vida vegetal que guarda escondida. Pero las plantas, temerosas de ser libres, se agarran al seno de su madre con toda la fuerza de sus raíces nuevas.

14.             Aunque no había hecho nada especial para merecerlo, el presidente de la gran potencia extranjera y sus consejeros, se apresuraron a declarar la guerra a aquel país. Se acercaban las elecciones generales.

15.             Cuando cae la lluvia es, que los Ángeles están llorando porque no tienen sexo. Tanta es la envidia que sienten por el amor de los hombres y las mujeres.

16.             Es cierto que el mundo moderno ha conseguido hacer al hombre mucho más fuerte y resistente; ya tenemos  callos hasta en el corazón.

17.             El amor es un velero cruzando el basto océano de la vida: con buen viento vuela, con mal viento naufraga, y si hace calma se duerme y no llega a ninguna parte.

18.             No hay aspirina que pueda quitar dolores del alma.

19.             Se solucionó el problema de la miseria en el mundo dijo el presidente. A partir de ahora todos los pobres del planeta, se van a poder olvidar de su hambre, viendo los partidos de fútbol por la televisión.

20.             Con sus estridentes gragidos, los cuervos se burlan de las golondrinas, por que no pueden dejar las huellas de sus patas en el suelo. Las golondrinas los ven muy pequeños, mientras trazan su nombre, con mil rizos veloces, en el cielo de la tarde.

21.             “La democracia es el gobierno de los hombres libres”. Cierto, para ver la televisión, ya podemos elegir entre un montón de canales.

22.             A muchos, si volvieran a nacer, les gustaría no ser quien son, si no quien dicen ser.

23.             Los pobres se quejan de su suerte. Los ricos de que los pobres son unos quejicas.

24.             Tal es la fuerza del fuego, que hasta los metales funde. Solo un corazón de piedra puede ser capaz de resistirse al fuego del amor.

25.             Que fastidioso es ser famoso y rico: todos los días teniendo que desnudar tu vida ante los demás, para seguir siendo rico y famoso.

26.             Que abrazo fiel, que formidable querer, el de la cumbre por la nube, y el de la nube por la cumbre de la montaña.

27.             Cuando le dijeron los sabios, que el planeta tierra se estaba calentando desaforadamente, el presidente exclamo desaforado: ¡Fenomenal! ¡Va a ser una hoguera estupenda!

28.             Para un niño una pelota es un mundo con el que jugar. Cuando crecen, muchos no acaban de comprender que el mundo no es una pelota, y le siguen dando de patadas.

29.             Pobre de mi, pobre tierra mía; tus bosques arden y mi corazón arde contigo.

30.             Le contaron que la temperatura de las aguas de los mares y océanos  había subido varios grados en los tiempos de su mandato ­Para que luego digan que no nos ocupamos de nada; los peces debían estar hartos de pasar frío­. Dijo el presidente en la rueda de prensa.

31.             Los perros son la sombra de sus amos. Los gatos son los amos de su sombra.

32.             Que fácil resulta manipular a la gente. Se siembra un poco de miedo a la posibilidad de perder algo de lo tuyo, y todos están de acuerdo en matar a su vecino.

33.             Toda la fuerza del los hombres, sucumbe ante la gracilidad de una mujer.

34.             La obesidad es uno de los mayores problemas del primer mundo. El resto del planeta está muy lejos de tener ese problema.

35.             El malabarista mantiene con el fuego de sus antorchas encendidas un juego de amor fatal. Se acarician, sí. Pero sólo con leves y rápidos roces. Y cuando llegan a besarse explotan en violenta llamarada. Un amor fatal.

36.             Cuando por fin el temporal alivió la sed de los campos, los necios turistas se lamentaron de su mala suerte.

37.             Los perros pelean por defender su dominio. Los hombres por perder el dominio de si mismos.

38.             Curiosamente cuanto más aumenta la capacidad y el conocimiento de los hombres, mayor es su empeño en sembrar la destrucción, el abuso y el horror.

39.             Un niño jugando es pura dicha y no lo sabe. Como no saben los pájaros lo felices que son, posados sobre el aire en el techo del  cielo.

40.             Algo debe de estar muy torcido en el mundo, cuando resulta tan sencillo justificar lo injustificable

41.             El agua es la levadura de la vida.; la de cerveza la vida del verano.

42.             Igual que el deseo del hombre es más fuerte, cuanto más hermosa es la mujer que el hombre mira, la mujer es más hermosa, cuanto más fuerte es el deseo del hombre que la mira.

43.             Mientras el mundo occidental se afana desesperadamente por tener más y más años de vida, el resto de la humanidad se afana desesperado por vivir un día más.

44.             El niño balanceándose gozoso en el columpio, se funde con el ritmo del Universo ¡Y él sin saberlo!

45.             Quien diseño las distintas razas, tampoco tenía tanta imaginación.

46.             Si el saber nos hace libres y al tiempo causa dolor, si ser feliz no es posible sin estúpido candor, que destino tan aciago: o bobos o desdichados.


47.             El ser que quiere ser amado, no se conforma facilmente con ser de cualquier otra manera.

48.             Que mala suerte, que el gobierno del mundo carezca de ética, de estética y de poética. Que injusto,  triste y torpe va siendo el resultado.

49.             Pobre de aquel a quien le incordie ser amado.

50.             En el mundo de los ricos también hay buenos y malos. Sólo que los ricos buenos, prefieren no saber demasiado, de la triste vida en el mundo de los pobres; y a los ricos malos no les importa lo más mínimo.

51.             La senda de montaña se abre paso a través del bosque con dulzura de mujer, pero se vuelve esfuerzo de varón al ascender hacia la cumbre.

52.             ¿Será a caso que Dios ve demasiado la televisión, para ser capaz de permitir semejantes desmanes a los hombres?

53.             Cuando le dijeron al señor presidente que ya no quedaban bosques primarios en el planeta se preocupo mucho: ¿de donde narices iban a sacar nuevos campos para la especulación?

54.             La gran ciudad es un monstruo de la humana sinrazón.

55.             Las raíces se agarran al suelo con esa fiereza, para frenar el impulso irrefrenable de los árboles hacia el cielo.

56.             Los campos en verano visten de oro el fuerzo de los hombres.

57.             El olivo es un árbol mágico; la vaca o el cordero, animales sagrados desde la antigüedad; una buena cosecha una bendición. Y es que, por muy complicado que sea el comercio internacional, las cosas son buenas o malas en si mismas.

58.             La nube, celosa de su amante, esconde la cumbre de la montaña a los ojos de los hombres.

59.             El azul del cielo resulta ser aun más profundo, reflejado en las aguas quietas del lago de montaña.

60.             Si yo fuera Dios, la verdad es que no me sentiría demasiado satisfecho de mi obra con los hombres.

61.             Con que tenacidad asciende el sendero hasta la cumbre de la montaña.

62.             Cuando se está perdido en la oscuridad o la niebla, resulta mejor esperar a que vuelva a salir el sol.

63.             Que duro el esfuerzo de seguir a mi amigo, de no ser por la alegría para el corazón, que es verle subir con ese paso, alegre y ágil, por la trocha monte arriba.

64.             El dulce murmullo del arroyo llena de sosiego al más atormentado de los corazones.

65.             Cuanto más largo es el camino, más suave se vuelve la pendiente.

66.             Todo el orgullo por haber ascendido hasta la cumbre de la montaña, se vuelve humildad ante la grandeza del paisaje.

67.             ¡Cuidado! cuando se tiene una gran herida el menor roce duele.

68.             Las copas de los árboles susurran al viento sus secretos deseos de amor. La brisa les entiende y al pasar, condescendiente, acaricia sus hojas suavemente.

69.             En el campo abierto que prodigioso es el azul de la cúpula del cielo.

70.             Mírame aprende de mí ­me dicen con su orgulloso canto las aguas del rió­, siempre estoy aquí, y sin embargo nunca me detengo.

71.             Ante la inmensidad de las montañas todo se vuelve diminuto.

72.             Que desenfreno el del agua del torrente en su ansia loca por llegar al mar.

73.             Para el ave que le observa desde lo alto del firmamento, que insignificantes deben de parecer los esfuerzos de los hombres.

74.             La humedad de la mañana sembrando la tierra de rocío, llena de vida las entrañas de la tierra y mi corazón de gozo.

75.             ¡Que amor el de las mariposas nocturnas por la luz! tan poderoso, que insisten en acercarse al fuego una y otra vez, hasta que perecen abrasadas.  Y es que hay amores que matan.

76.             Ten esperanza, el sol de la mañana siempre acaba disipando las nieblas del amanecer.

77.             Tan natural como el nacer es el morir ­dice el sabio, y es verdad, sólo que el resultado bien distinto­.

78.             Como mareas del alma van y vienen las penas y alegrías en la vida de los hombres.

79.             Nada, ni el más grande amor puede nada contra la muerte.

80.             Al final toda la furia del mar embravecido se estrella contra las rocas y se amansa en las arenas de la playa.

81.             Demoliciones “La Humanidad” ¡Destruimos mundos! ¡Eficacia y rapidez garantizadas! ¡Experiencia demostrada, somos los mejores! Razón: planeta tierra. Darse prisa interesados, próximo cese de negocio por liquidación.

82.             Que taimado el paso del tiempo, tan suave y letal, que hasta el amor llega a matar sin darnos cuenta.

83.             Se puede ser grande y poderoso, y ser a la vez un gran miedoso ­me dijo una enorme vaca amiga mía.

84.             Que prisioneros y tristes deben de sentirse en sus alcorques los pobres árboles de la ciudad.

85.             La naturaleza es sabia: como hizo al hombre capaz de vencer a todos sus depredadores, nos hizo, a la vez, capaces de devorarnos los unos a los otros.

86.             Terrible la mirada de reproche que se siente en el mercado, al tropezar con la cabeza de una vaca o de un cordero degollado.

87.             Cuantas veces puede el hombre caer en los mismos errores. Mil veces que naciéramos y mil veces que volveríamos a cometer las mismas faltas. Afortunadamente para el mundo no tenemos esa oportunidad.

88.             La muerte no puede encontrarnos jamás: cuando nosotros estamos ella no está, y cuando llega ya no estamos nosotros. Pero eso no nos consuela lo mas mínimo.

89.             La tempestad, con su impresionante violencia, es tan fascinante vista desde el interior de un palacio, como  temible sufrida en una humilde chabola.

90.             Capeando el temporal resulta ser más frágil el tremendo petrolero, que el grácil velero. Y es que ser muy grande no es siempre una ventaja.

91.             Si pudiéramos mantener esa pasión y avidez con que los bebés aprenden el mundo, seguramente seríamos más sabios, más compasivos y más justos con el mundo y con nosotros mismos cuando nos hacemos mayores.

92.             Mediodía. Que ardiente el sol del verano. Y que prodigioso el azul de su cielo.

93.             Para el anciano ¡que envidiable maravilla es una vida nueva!, tan llena de expectativas, como él está falto de ellas.

94.             Una vida sin amor es como el cauce seco y pedregoso de un río sin agua. Un mal camino.

95.             Si tú no te quieres a ti mismo ¿Quien podrá quererte?

96.             La soledad y la pena, cuando andan juntas, están lejos de ser buenas compañeras.

97.             Es tan frágil  la amistad entre los hombres, que el leve aire de unas torpes palabras puede quebrarla para siempre.

98.             Si el deseo llena tu vida, tu destino es la pobreza sin esperanza de remedio.

99.             Que triste que el humus que mejor fermenta el amor, suela ser la indiferencia del ser a quien amamos.

100.        A fin de cuentas esa gente tampoco tenía gran cosa que perder ­dijo muy sensata la mujer del presidente cuando el huracán asoló los barrios de los pobres­.

101.        Una y otra vez, que portentoso el espectáculo de las nubes quietas, suspendidas ingravidas en el fascinante firmamento azul.

102.        ­­­Tremendo esfuerzo el de cada una y todas las vidas, para al final acabar llegando todos a la misma suerte.

103.        Cada día que pasa es un triunfo de Dios sobre la maldad de los hombres.

104.        Sólo el viento sabe donde van las nubes.


Félix Fernández Montes
Verano del 2005